Sencilla y humana. Sobre todo: muy solidaria con los demás. Ella es un alma de Dios aquí en la Tierra y ya se tiene ganado el Cielo.
Qué más puedo decir de Loly Solano, mujer que como si fuera una hormiguita, siempre se le ha visto trabajar en múltiples actividades de corte religioso y social organizadas por la parroquia. Siempre lo ha hecho en beneficio de los curridabatenses como el motivo más importante.
Desde niña siempre se le vio al lado de su papá, don Isidro Solano, en las fiestas patronales, puesto que ellos siempre fueron los encargados de organizar las carreras de cintas a caballo.
Nada tímida, Loly siempre participó en las actividades del turno parroquial y ayudó con las tradicionales carreras de cintas a caballo y se despertó en ella el gusto por colaborar en beneficencia de las obras de Curridabat.
Años más tarde, cuando sus padres fallecen, Loly adquiere el compromiso de organizar una actividad cada 13 junio, como parte de las celebraciones en honor a san Antonio.




Junto con un grupo de colaboradores organiza el Matrimonio campesino, actividad que entretiene a la comunidad y salvaguarda un aspecto importante de nuestra idiosincrasia.
Loly fue una magnifica colaboradora de la familia Mora Monge que siempre ha organizado el paseo o diana con la imagen de san Antonio.
Y en su barrio varias veces organizó la Noche de la Amistad con los vecinos de la urbanización Vásquez Dent. En plena calle de ese barrio hacía una velada con comida y música para unir aún más a los vecinos del barrio y más allá de él.
Por su simpatía, por su sincera entrega y por su atención al rescate de nuestras tradiciones, a uno no le queda más que quitarse el sombrero cuando se está al frente a Loly, quien siempre le dio rienda suelta a la alegría.
Y como a ella le gustan mucho las bombas le dedico esta:
¡Bomba¡! A Loly hay que hacerle un monumento que la realce. Gracias a Dios que es pequeña, para que el material alcance.
