Efrén Quirós Fonseca tomó la valiente determinación de atender al llamado de Dios que lo invitaba a ser sacerdote.

Se trata de una elección que implica un profundo compromiso con la fe y el deseo sincero de servir a los demás a través del ministerio del sacerdocio.

El aliento para decidirse lo encontró en sus padres: Yansy Fonseca Arroyo y Efrén Quirós Flores y en sus compañeros Mariano y Joaquín, ya ordenados sacerdotes.

La vocación sacerdotal incluye características sobresalientes, tales como: una salud física y mental, virtudes y cualidades ejemplarizantes; solidaridad; ser testimonio de vida y el deseo sincero de evangelizar.

En una corta conversación con Efrén, se dejan entrever algunos aspectos de la personalidad del hoy joven seminarista que tiene el rol de diácono. Faltan pocas semanas para su ordenación. Los feligreses curridabatenses esperan con profunda expectación ver a este joven convertido en sacerdote.

Les compartimos una parte de una entrevista con él.

¿En qué momento preciso o experiencia extraordinaria decidió ser sacerdote?

No hubo un momento puntual, pero sí hubo varios momentos en los que vi la mano de Dios y me permitieron descubrir este llamado. Uno de ellos fue de niño, en una Semana Santa, cuando quedé sorprendido porque Jesús me curó de una enfermedad. Con el paso del tiempo seguí sintiendo el llamado y la necesidad de buscar siempre una vida junto a Jesús. Después, cuando descubrí la misión y el servicio del sacerdocio, me sentí llamado a seguir ese camino. 

En mi infancia no pertenecí a ningún grupo parroquial. Fue en la adolescencia, cuando realicé la catequesis de confirmación, que inicié mi servicio en la parroquia. 

¿Recuerda cuando dijo: “¿Sí, yo quiero ser sacerdote”?

Creo que fue cuando conocí el seminario. Sentí el llamado a participar de esta experiencia. Para ese entonces, yo estaba realizando mis estudios universitarios y, seguido a ello, el ver la acción de los sacerdotes en la parroquia me impulsó a esta vocación.

¿Por qué y para que desea ser sacerdote?

Aunque este es un llamado que brota de Dios mismo, bueno… pues nosotros buscamos responder a este llamado y yo creo que opto por este estilo de vida para poder así consagrar mi vida, predicar y anunciar la Buena Noticia que es Jesucristo. Y, con su gracia, poder celebrar los sacramentos que son presencia suya en medio del mundo, dando el consuelo y la misericordia que vienen de Dios. 

¿Más que un oficio, el sacerdocio es una vocación? 

Pensar que el sacerdocio es una profesión sería una equivocación, porque esta vida vocacional no se logra vivir solo con nuestras fuerzas humanas, si no que se lleva adelante con su gracia.

Esta vida vocacional no es mérito nuestro sino que es una iniciativa que viene de Dios, puesto que Dios llama a quien quiere y como Él quiere, y en el momento que Él quiere., Por eso es que decimos con toda tranquilidad que es un don y un misterio, porque no se busca ser sacerdote, sino que la inquietud es Dios mismo quien la planta en el corazón del ser humano y el hombre responde.

¿Por qué cada vez son menos las vocaciones sacerdotales? 

Hay una promesa de Dios que dice: “Os daré pastores según mi corazón”. Dios siempre es fiel a sus promesas y aunque se vea una menor cantidad de hombres que quieran optar por la vida sacerdotal, no significa que Dios no llame, el Señor siempre llama y pone la inquietud en el corazón, pero el hombre es el responsable de responder al Señor y que cada vez menos el ser humano tiene el oído atento para escuchar lo que Dios le pide. Hay que darse la oportunidad y preguntarse siempre: ¿qué quiere el Señor para mi vida?

¿Qué mensaje puede dar a los jóvenes para atraerlos a la vocación sacerdotal?

Pues yo les diría que no tengan miedo y que puedan adentrase primero en el amor de Dios que los ama y descubriendo ese amor de Dios en sus vidas y en sus historias, podrán descubrir a qué los llama el Señor. Es  la mejor experiencia de vida que se puede tener y que estén con el corazón abierto y el oído atento al Señor. 

¿De qué manera sus padres influyeron en su decisión?

Para mí, el acompañamiento de mis papás fue fundamental, porque me enseñaron el camino de la fe y a pesar de que muchas veces no comprendían lo que el Señor iba llevando, se mantuvieron siempre conmigo.

¿De la Virgen María hay varias advocaciones, de cuál es devoto usted? 

De las advocaciones de la Virgen María crecí siempre viendo a María Auxiliadora de los cristianos. 

¿De no ser sacerdote qué carrera hubiera optado?

Antes de ingresar al Seminario yo estuve en la Universidad Nacional estudiando enseñanza de las ciencias, entonces, probablemente hubiera sido educador. 

¿Qué mensaje comparte a los feligreses de Curridabat, en este momento especial de su vida?

Al pueblo de Curridabat, donde están mis raíces familiares, el lugar donde crecí, estudié, viví y vivo tantas cosas tan bonitas y en donde tengo recuerdos muy agradables, solo me queda decir que no perdamos nuestra identidad curridabatense y que siga creciendo en los verdaderos valores que dan vida y no permitan olvidar las tradiciones y costumbres tan bonitas que yo viví de pequeño. A todos, de verdad, que Dios los bendiga.  

Equipo: Soy liguista 

Curridabat: mi pueblo 

Comida: arroz con pollo 

Libro: El principito 

Salmo: El 88: “Cantaré eternamente las Misericordias del Señor” 

Santos: San José y Santa Teresita 

Papa Juan Pablo II: Nací en su pontificado y recuerdo de él verlo por la televisión abriendo las puertas del jubileo del año 2000. 

Papa Francisco: recuerdo que estaba en clases en el colegio cuando fue electo Papa. Es un hombre de gestos cercanos.

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