Los días pasan y la noticias también, vivimos tiempos de vértigo, el ritmo de vida en el que todos, queriendo o sin querer vivimos hoy apenas nos deja tiempo para respirar antes de tener que hacer otra tarea, antes de tener que levantarse para afrontar otro día de trabajo, otro examen, otro trámite, otra ruta, en fin, otra cosa que hacer, así vivimos muchos; apenas vemos pasar la vida frente a nuestros ojos sin tiempo para percatarnos que nos consume el activismo.

Las tardes sentados en el corredor viendo el atardecer y a los vecinos pasar saludando mientras regresaban de su trabajo se acabaron hace años. De alguna manera ese modus vivendi que hoy es normal, no nos deja ni pensar, menos meditar; ya casi vemos como normal todo lo que antes era impensable, vemos un evento tras otro solo como noticias, uno tras otro, una tragedia tras otra, ya casi ni nos inmutamos, son solo noticias, una mujer muerta tras otra, una balacera tras otra, empresas de sicariato, y una víctima colateral tras otra.

Hace unas pocas semanas en un tiroteo en Tirrases muere una mujer, dos más son heridas y una de las balas se incrusta en una computadora del colegio de la localidad. Dichosamente este ataque sucedió un fin de semana cuando no había estudiantes en el liceo. El hallazgo provocó que la institución coordinara para tener presencia policial para resguardar el ingreso y la salida de los estudiantes.

Tan solo un día antes, una entre tantas tragedias llamó la atención por un rato en los noticieros, en la Unión de Cartago un joven de 15 años falleció tras un ataque a balazos y posterior atropello por parte de sicarios que arremetieron contra varias personas en la vía pública, en el evento también murió un hombre adulto y otras dos personas fueron trasladadas con heridas graves al hospital, una de ellas era una mujer embarazada.

Y nosotros, vemos la noticia, se nos cruza un pensamiento de desconsuelo, algunos exclaman ¡Dios, pobre gente! Y seguimos con nuestra apresurada vida en busca de la felicidad, al menos la inmediata, porque para mucho, el futuro no pinta bien.

La Benemérita Asociación de Guías y Scouts de Costa Rica emitió un sentido comunicado que expresa el sentir de los miembros de esta organización a la cual pertenecía el joven adolecente, compartimos el texto y nos unimos fuerte y solidariamente a la esencia de su mensaje, no podemos, no debemos cansarnos en la lucha por construir una comunidad sana, justa, libre de violencia, donde nosotros y nuestros hijos puedan crecer felices y con ilusión por el futuro.

Es tarea de cada una de las personas que soñamos con vivir en paz hacer un alto en el camino, tomarse tres respiros y replantearse ¿Qué estamos haciendo? ¿Qué hace falta? ¿Cómo voy yo a aportar en esta construcción?

Que no se trate de preguntas retóricas, de esas a las que ya todos tienen respuestas, se trata de un verdadero examen personal con miras a plantar soluciones desde el “yo”, a plantearse en que puedo colaborar, a definir cuál va a ser mi aporte personal y a animarse a ponerse en acción, porque la tarea no puede esperar, esto es para hoy mismo.

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