Descendiente de los primeros pobladores de Tirrases, cuenta que nació el 3 de julio de 1935. En sus primeros años de vida se dedicó a jugar y a laborar en los cafetales de los papás o en fincas de Tirrases, ordenó vacas, vendió leche, sacó arena y hasta pescó en el río Tiribí.

Por Alejandra María Hernández Obando
Estudiante de la UNED – Vicerrectoría Académica Escuela Ciencias de la Educación.
alejandraobando34@hotmail.com


Sus primeros años
“Entré a la escuela República de Panamá a los 6 años”. Asegura que sacaba buenas notas y que todavía guarda con amor. Tenía compañeros que en esa época eran de Patarrá. También recuerda que además de asistir a la escuela tenía que trabajar, pero su niñez “fue tan preciosa, con muchos amigos y familiares, todos éramos como una sola familia donde los grandes cuidaban de los más pequeños”.
Jugaba trompos y cintas en caballo de palo entre otros. Los domingos eran especiales “ya que mi abuelita, Mama Petra, como le decían en el barrio, luego de que rezábamos el rosario, cocinaba una gran olla de carne que servía a las tres de la tardey que compartíamos hasta con los vecinos.
Al no existir una iglesia en Tirrases,  “nos trasladábamos al centro de Curridabat para escuchar la misa y recibir el catecismo junto con las hermanitas” (monjas).
“En esa misma iglesia hice mi primera comunión con mis hermanos, con el párroco Anselmo Palacios Albas, de origen español”.
A finales de los años setenta se hizo por primera vez en Tirrases un Corpus Christi. “Las pocas personas que habitábamos colaboramos para hacer un altar y se hizo en un cajón de un camión y yo por cierto participé como uno de los apóstoles”.

Juventud de estudiante
“En mi juventud no pude ir al colegio pues no había un medio de trasporte propio y los buses de aquella época llegaban hasta la Y Griega”.
“Un día mi prima Gregoria Monge Castro le dijo a mi papá Beto que permitiera ir a la escuela en las noches y así la acompaña ya que en aquel tiempo no había muchas casas y tampoco luz. Siempre llevábamos un foco para el regreso.
Como era antes en invierno, recuerda que llevaba unas botas de hule para los barriales. “Me las cambiaba en Curridabat y las dejaba detrás de un árbol para que no me vacilaran , y al regreso me las ponía para regresar a la casa”.
Después de tres años de estudios obtuvo el título de “tenedor de libros” y a los cuatro años el de contador mercantil. “Recuerdo que cuando obtuve el título había locutores, dueños de mueblerías famosas y prestigiosas, hasta un rabino y solo dos campesinos, un lechero y yo. Nos graduamos en el año 1952”.

 

 

Mejorando el pueblo
“Un día conocí al Lic. Daniel Oduber Quirós, y gracias a él,la política. Yo estaba muy joven, me preguntó que si quería ser político y aunque me sonó tan grande esa palabra se lo acepté. Recuerdo que me tocó ir a Granadilla porque en aquel entonces iban a lastrear la calle; mi trabajo era apuntar cuántas vagonetas con material llegaban y los alimentos que traían los vecinos para el almuerzo. Y así paso el tiempo y me hice Secretario de la Junta de Caminos. Estaba contento con el trabajo y al fin preguntépor la paga y fue cuando me dijeron que no había paga.”
“Cuando  Don Mario Echandi fue el Presidente de la República  se hicieron grandes obras, se amplió la calle de Tirrases, se asfaltó la calle de San Antonio a Curridabat. Cuando fue electo el Lic. Daniel Oduber, fui elegido munícipe y se hicieron otras obras en el cantón: primero la plaza de deportes, con ayuda también de la Junta de Caminos, se empezó la escuela y don Francisco Orlich ayudó a terminar de pagar el terreno de la escuela”.
“Recuerdo cuando en Tirrases todas las calles eran de tierra, hasta en los años 50 que se empezó a echar arenón. Esa mejora y la ampliación era para poder llegar o ingresar al Sanatorio de las Mercedes que estaba ubicado en Tirrases en esa época; recuerdo que trabajaron presos de la cárcel de San José, que se dedicaban hacer zanjas y poner alcantarillas; traían un cocinero para que les preparara café y el almuerzoy también recuerdo que mi madre les regalaba leche agria, huevos y mi papá traía salchichón que le regalaba el fabricante donde comerciaba la carne de ganado. Todo en aras para mejorar la calle”.
Dice don Gilberto que ha sido un orgullo que los presidentes de la República: Daniel Oduber, Mario Echandi, Francisco Orlich, Luis Alberto Monge, Oscar Arias y por último la candidata Margarita Penón lo hayan visitado.

Vivir con alegría
¿Cuál es su pasatiempo?
“Pues el de bailar, desde los quince años iba a salones de baile. En aquel tiempo, aunque era muy joven, como era alto podía entrar al salón”.
Recuerda la forma de vestir: zapatos a la medida y confeccionados, pantalón y camisa muy elegante. “Esa era una época de traje entero, era para impresionar a las damas de aquel entonces”. Conoció casi todos salones de baile: El quinto, Los Juncales y  El Herediano, entre otros. Aún conserva muchos recuerdos de amigas y novias.
Otros de sus pasatiempos favorito es viajar: “Conozco Costa Rica por lo menos el 50%, de Europa trece países, de América solo le falta conocer, Canadá, Cuba, El Salvador, Nicaragua, Venezuela y Ecuador”.
“Me siento orgulloso de ser tirraseño, la tierra que me vio nacer. He conservado desde que me casé mi oasis en mi propiedad, compartiéndolo con mi familia, amigos y vecinos e incluso con niños de las escuelas que me visitan;  tengo vacas, toros, chompipes, patos, perros, caballos, unas matitas de café, árboles frutales entre otros. A las personas les gusta admirar en estos tiempos y en esta época un lugar tan bello como mi oasis,  me siento muy orgulloso”

Un hombre agradecido
Gracias a Dios por las oportunidades que aproveché, por las desgracias que pude evitar, por las soluciones, el talento desarrollado, las victorias, las maravillas que viví; gracias a mis padres por las enseñanzas, a los amigos, profesores, libros, las comidas, viajes realizados dentro y fuera del país; gracias por haber podido convivir ratos tan agradables con tantas personas, con personas con discapacidad,  con niños y niñas que han tenido la bondad de visitarme; gracias a quienes los cuidan y les dan cariño; me siento muy agradecido con Dios primero y con la vida y con lo maravilloso de compartir con mis hijos, nietos y esposa.

 

Sanatorio Las Mercedes

 

 

 

 

 

 

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