Este artículo fue escrito por Valeria Madrigal Vargas, estudiante de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional (UNA) y parte del grupo de Guías y Scouts #27 de Curridabat.

Nota del editor.

Incontables veces hace falta reiterar que el 8 de marzo NO es, de ninguna manera, un día de celebración. El Día Internacional de la Mujer es, al contrario, un día de respeto y conmemoración profunda hacia la lucha silenciada de miles de mujeres previas al reconocimiento de la fecha hasta 1975 por las Naciones Unidas. Incluso después de eso, el 8 de marzo es un día en el que la población reflexiona, sobre todas aquellas mujeres que han sacrificado sus esfuerzos en la lucha por la igualdad. Durante esta fecha conmemorativa no seamos parte de la ignorancia global que nos ha consumido que indica que un abrazo y un “¡Felíz Día de la Mujer!” a nuestras conocidas nos hace progresistas. En lugar de eso, tomemos un día para informarnos y reflexionar sobre cómo podemos impactar positivamente en abrir espacios de participación y representación a las mujeres.

Este Día Internacional de la Mujer, salgamos de nuestra burbuja de comodidad intelectual para informarnos y rescatar la trascendencia histórica de miles de mujeres invisibilizadas en áreas como la historia, la ciencia, la matemática, la política y el arte. Pocas personas se interesan por conocer la verdadera historia del presente día conmemorativo, resultando en que, incluso en un día tan objetivamente para la mujer, invisibilicemos a los personajes que hicieron un llamado de atención feminista al resto del mundo. Desde Elizabeth Cady Stanton y Lucrecia Mott, quienes en 1848 organizaron la primera Convención a favor de los derechos de la mujer. Hasta las 123 mujeres que fallecieron en la tragedia del 25 de marzo de 1911. Recordemos siempre el sacrificio de estos y más personajes cuyos esfuerzos guiaron al reconocimiento de derechos para las mujeres y oportunidades de incidencia en el área pública.

Lastimosamente la historia es cruel también a razón de solapar la influencia femenina en la ciencia, la matemática, la política y el arte. Personajes como Marie Curie, Rosalind Franklin, Sylvia Earle, Melania Guerra y Sandra Cauffman con sus aportes a la ciencia. Jill Tarter, Wang Zhenyi, Mae C. Jemison y Margherita Hack en la astronomía y astrofísica. Ameenah Gurib-Fakim, Michelle Obama, Eufrosina Cruz, Fadumo Dayib, Ana Helena Chacón o Ruth Bader Ginsburg en la política. Artistas como Artemisia Gentileschi, Frida Kahlo, Tamara De Lempika, Alicia Alonso, Misty Copeland o Brenda Chapman. Atletas de alto nivel como Hanna Gabriel Valle, Yokasta Valle, Amna Al Haddad, Lella Lombardi, Mary Kom o Maya Gabeira. Escritoras y periodistas como Virginia Wolf, Isabel Allende, Maya Angelou, Cora Coralina, Jane Austen, Carmen Lyra y Anna Politkovskaya quienes han expresado sus realidades y contextos a través de legados escritos. Nancy Wake y Policarpa Salavarrieta, espías y estrategas de su época. Balkissa Chaibou, Malala Yousafzai, Hellen Keller, Manal Al-Sharif, Rosa Parks o Wangari Maathai, quienes como activistas han sacrificado su esfuerzo en la lucha por la igualdad. Harriet Tubman, Irena Sendlerowa o Kate Sheppard, una luchadora por la libertad, una heroína de guerra y una sufragista respectivamente. Además de muchas otras mujeres cuya influencia ha sido indispensable para la formulación de la sociedad como la conocemos hoy en día.

«La relevancia histórica de las mujeres está presente, sin lugar a duda, en cualquier área de interés.«

Es el 8 de marzo entonces, un día para conmemorar las luchas de todas esas y más mujeres. No debemos ser partícipes de tendencias consumistas que además promocionan roles de género. Las mujeres no necesitamos de descuentos en artículos para el hogar, no encontramos valor reflectivo en promociones en salones de belleza, no existe la conciencia real en un ramo de flores. Instemos este Día Internacional de la Mujer a nuestros conocidos a tomarnos un momento de provechosa meditación.

 Utilicemos nuestros recursos para educarnos y compartir información con otros. La mejor retribución que podemos dar a estas mujeres es demostrar un esfuerzo real por generar un entendimiento y colaborar en la lucha por la igualdad. No glorifiquemos el día de la mujer como un día para dar regalos, evitemos comentarios ignorantes que cuestionan “¿por qué no existe un día del hombre?” el cual a su vez invalida el sufrimiento de miles de mujeres y no reconoce el injusto privilegio masculino en la sociedad. Sobre todo, no veamos este día como el único momento para reconocer la participación femenina, sino como un llamado de atención a detener nuestra continua insistencia en silenciar las voces feministas.

Las Naciones Unidas hace un llamado a que este 8 de marzo promovamos las hazañas de las mujeres líderes. Es correspondiente entonces, que tomemos en responsabilidad el abrir espacios de representación femenina, principalmente en la política y la ciencia. En vez de protagonizar con discursos que exponen desde una posición de testigo, amplifiquemos las voces de aquellas mujeres que desde las minorías se movilizan en pro de la igualdad. No pretendamos ser máximos conocedores, seamos parte de un individual proceso de deconstrucción personal y abramos paso a un continuo aprendizaje. Seamos conscientes de ceder el podio a la juventud femenina, voces poderosas y víctimas de la desigualdad generacional.

Este 8 de marzo, realicemos un verdadero trabajo porque las mujeres del presente se alcen como líderes y porque su valentía quede inmortalizada en la historia.

Este artículo fue escrito por Valeria Madrigal Vargas, estudiante de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional (UNA) y parte del grupo de Guías y Scouts #27 de Curridabat.

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Un comentario en «La invisibilización femenina e idealización del Día Internacional de la Mujer»

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