Tenía yo en mi infancia un amigo, como otro cualquiera, se llamaba Juan. Juan era medio chiflas, o sea que estaba un poquito tocadito del techo (cabeza), ¡pero…, era uno más de mis amigos!


Vivía Juan muy cerca de mi casa, a la vuelta de la esquina y era muy común que todos los días nos viéramos cuando salíamos a hacer algún mandado o íbamos a jugar fútbol a la plaza del pueblo. Su mamá, como toda madre; cariñosa, comprensiva, conocía bien de los defectos de mi amigo, y siempre cuando iba a salir le recordaba:

«Tenga mucho cuidado hijo mío, pues tu eres muy atarantado y ligero de actuar». Y eran ciertas estas aseveraciones, pues los comportamientos de Juan, no eran normales. Una vez Juan se aventó desde la cima de un monumento que adornaba la plaza de deportes de Curridabat centro, para según él, dar el espectáculo circense y por poquito se mata. Dio dos volteretas en el aire y cayó de espaldas, por dicha sobre un montón de hojas de plátano guardadas para los tamales del turno, que le amortiguaron la caída, si no, si se hubiera matado. ¡Ese era mi amigo Juan!


En nuestra infancia, era muy común visitar los ríos locales para ir a darnos un chapuzón, refrescando los calores del verano. Después de la mejenga, a la poza. Pues bien, Juan se tiró a una poza profunda, y lo peor era que no sabía nadar, hubo que sacarlo entre varios para que no se ahogara. ¡Ese era mi amigo Juan!


Formábamos parte de un equipo de fútbol y fueron a jugar a Turrialba (yo no pude ir), me contaron los compañeros de equipo, que Juan como era medio loco se subió al tren que en esos tiempos hacia el viaje de San José a Puerto Limón, y con tan mala suerte, que como iba guindando de los barandales, pegó en unos de los pedestales de hierro del puente y al fondo del Río Turrialba fue a dar y cayó sobre un montón de piedras, se golpeó fuertemente la cabeza y grave a la sala de operaciones del hospital fue a dar.

Si era medio loco “normal”… podrán concluir cómo salió del hospital: peor. Así pasó mucho tiempo, al lado de sus amigos que lo queríamos como a un hermano.

…Por fin llegó el día, en el qué, Juan no hizo más locuras.

Después de caer en cama, murió. Aún lo recuerdo con mucho cariño, y por eso, les narro la historia de Juan, que puede ser como la de cualquier amigo, «Koki».

Dedicado a la memoria de Juan. Fecha.

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Este texto fue escrito por Marcos Jiménez. Voces de Curridabat es un proyecto en el que personas nos envían sus historias, vivencias o anecdotas. Estas están relacionadas a Curridabat y narradas en primera persona, retratando las memorias de quienes viven y transitan por nuestro cantón. si desea enviarnos su historia, hagalo al correo carlosmadrigal@elmonitorcr.com y con gusto la revisaremos.

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